vulgarismo

                              vulgarismo 

Un vulgarismo es una expresión morfológica, fonética o sintáctica empleada en lugar de la palabra correcta y que no se considera parte de la llamada lengua culta. Sin embargo, muchas expresiones que antiguamente se consideraban vulgarismos hoy se aceptan y son de uso común. Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de ignorancia, sino que dependen del contexto en el que se halla el hablante. Hasta no hace mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del español, en particular muchos giros americanos, como recién, no más, etc., que actualmente están aceptadas como correctas.

Si acudimos al diccionario que desarrolla la Real Academia Española (RAE) para saber a qué se refiere la idea de vulgarismo, encontraremos que el término alude a las expresiones que suele usar el vulgo. Esta noción (vulgo), por su parte, se vincula a las personas comunes y corrientes, que no disponen de recursos o conocimientos especiales.


Vulgarismo

En un sentido amplio, por lo tanto, los vulgarismos son las expresiones que emplea la gente en su vida cotidiana. Siguiendo con este razonamiento, los vulgarismos se asocian al habla coloquial, por lo cual no forman parte de la denominada lengua culta.


El concepto de lengua culta se define como el conjunto de palabras, expresiones y reglas gramaticales correctas, el cual suelen usar los individuos considerados cultos, es decir, aquéllos que han cursado estudios superiores a nivel formal o que gozan de una cultura muy rica a causa de haberse nutrido de diversas fuentes de conocimiento y de haberse interesado por el arte, por ejemplo.


Es importante señalar que la lengua culta no es un conjunto cerrado y absoluto, ya que el contexto social es determinante a la hora de usar el lenguaje; por esta razón podemos distinguir entre la lengua culta formal y la lengua culta informal (que podemos encontrar en reuniones de amigos que poseen un buen manejo del lenguaje). En ninguno de los dos ámbitos recién citados se utilizan los vulgarismos, aunque esto tampoco significa que no se cometa ningún error.


Un ejemplo de modificación de un término que en el pasado se consideraba un vulgarismo pero que en la actualidad se acepta como una forma correcta la encontramos en la primera persona singular del tiempo Presente del modo Indicativo del verbo adecuar: si bien la conjugación originariamente aceptada era «adecuo», hoy en día también se acepta «adecúo». Casos como éste surgen cuando una gran porción de los hablantes de un idioma adoptan una forma incorrecta sin saberlo, y la academia de la lengua considera que imponer una corrección supondría una fisura innecesaria en la cultura.


 


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